El filete en instrumentos de cuerda
Vamos a empezar una serie de artículos sobre temas de construcción. Estos serán válidos, a no ser que se diga lo contrario, para todos los instrumentos de la familia del violín, cellos, violas y contrabajos incluidos. En este primer capítulo, quiero inaugurar la serie hablando del filete.
El filete doble es típico de la escuela de Brescia, y lo usaron extensamente Gasparo da Salò o Maggini, entre otros. Hoy es propiedad "mundial" gracias a la globalización, y puede verse en instrumentos de todas las procedencias, pero es mucho menos habitual. Hay varias técnicas para incrustar el filete y los constructores lo hacen de manera más o menos pulcra, en algunos casos rozando la perfección, o todo lo contrario. Lo importante es que el filete esté en sintonia con el conjunto y ayude a realzar el arranque de la bóveda y la forma general del instrumento. Es famosa la perfección con la que Stradivari incrustaba el filete, y también es cierto, aunque menos conocido, la habilidad que tenía para tapar pequeñas imperfecciones con un relleno de pasta negra. Con todo, el aspecto de sus filetes siempre deja una sensación de limpieza y control. Es por ello tal vez, que un profesor de violín me confesó un día que él, para saber si un instrumento estaba bien construido, buscaba posibles imperfecciones en el filete... Es una posibilidad, aunque yo siempre prefiero el método auditivo, "escuchar y decidir"... Los ojos nos engañan muchas veces. Y aquí es dónde quiero recuperar el comentario de un colega de Nueva York, sobre el filete de los instrumentos de Guarneri del "Gesù" Al contrario que su vecino y colega Antonio Stradivari, Guarneri no ponía ningún tipo de cuidado en el resultado estético final del filete. Las puntas normalmente no coinciden, el filete está roto en muchas partes e incrustado sin demasiado cuidado. Esto, además de poder ser considerado una falta de atención del constructor, resulta que podía ser que fuera en su favor, ayudando y mejorando el sonido del instrumento. ¿Cómo? Al estar el filete roto en muchas partes y no perfectamente ajustado en toda su extensión, conseguiría mayor flexibilidad y movimiento, justamente en esta zona rígida. Es solo una hipótesis, no sabremos nunca si Guarneri lo hizo así expresamente y es difícil saber en cuanto puede mejorar el sonido del instrumento. Lo que es seguro es que en la historia de la luteria, existen innumerables ejemplos de fantásticos instrumentos construidos con filetes perfectos y también otros no muy cuidados. No hay que olvidar que el gran Paganini, siendo además coleccionista de stradivaris, prefirió tocar toda su carrera con un "imperfecto" Guarneri del "Gesù" . Otro ejemplo de esto último, o más bien diría, de ausencia de filete es la familia Testore. Que fabricó maravillosos instrumentos con los filetes pintados o marcados, (en algunos casos ). Puedes leer más sobre esta técnica en el artículo sobre la familia Testore publicado en esta misma web.
El filete es un elemento estructural y ornamental muy presente en la inmensa mayoría de los instrumentos de arco. Una línea fina que recorre y perfila todo el contorno del cuerpo de los instrumentos, tanto en la tapa como en el fondo. Pero vamos a mirar un poco más de cerca y en detalle este elemento.
Generalmente el filete está compuesto por tres finas tiras de madera, dos negras exteriores y una blanca central y más gruesa. En algunas ocasiones, esta blanca, está compuesta a su vez por dos finas, con lo que estaríamos hablando de cuatro piezas en lugar de tres. Las negras, en muchos casos están teñidas y acostumbran a ser de peral, cerezo, chopo o arce, en otras ocasiones son de ébano, madera de color negro por naturaleza y por tanto sin necesidad de teñir. El tipo de madera utilizada en el filete no tiene relación con la calidad final del instrumento y tiene más que ver con la costumbre o gustos personales del constructor. Las finas tiras de madera, se incrustan en un surco o "canal" previamente tallado y vaciado sobre la superficie de la madera de unos pocos milímetros de profundidad, suele ocupar aproximadamente la mitad del espesor total de la tapa. Tras el secado de la cola, se elimina lo excedente con gubia, cuchilla o cepillo, según los gustos de cada constructor.
Está clara la intención estética de este elemento, que perfila y dibuja el contorno dando carácter a todo el conjunto. En cuanto a la utilidad técnica del mismo hay varias ideas al respecto. Una de las más extendidas es que el filete funciona como un cortafuegos ante las grietas que tan comúnmente pueden aparecer desde el extremo de la tapa hacia el interior, siguiendo la dirección de las líneas típicas del dibujo de la tapa de abeto. Pongamos por ejemplo, una grieta que empieza a abrirse desde el extremo inferior de la tapa, cerca de la cejilla. En unos pocos milímetros, la grieta se encontrará con el filete y si el empuje de la grieta no es muy fuerte, se detendrá allí. ¿Por qué? Porque la pieza del filete está en dirección transversal a la dirección de la fibra en la tapa, y por ese motivo mucho más fuerte y difícil de romper. El filete, por tanto, es un refuerzo en la dirección "débil " de la madera, lo que los expertos en madera llamarían la "testa" En otras partes de la tapa, donde la dirección de la fibra y la de la tapa, van paralelas, no tendría tanta utilidad, aunque nunca está de más reforzar los extremos. Esa es una de las teorías, porque otros lutiers se inclinan a pensar en que también actuaría como una "bisagra " en el arranque de la bóveda, que de alguna forma, daría más flexibilidad y facilidad de movimiento a esta parte de la tapa, de por sí rígida al estar pegada a los aros... En referencia a esta teoría una vez un lutier de Nueva York me comentó algo sobre los filetes de Guarneri del "Gesu" que explicaré más adelante. Como dije al principio, el filete también tiene una función estética importante. De hecho es la más conocida por músicos. Dependiendo del grosor final del filete el número de piezas que lo componen, el tipo de madera de que está hecho (hoy incluso se fabrican en fibra sintética) la distancia al borde, la factura general, la técnica de incrustado... con todos estos datos, los expertos son capaces, en ocasiones, de datar instrumentos o proclamar su autoría. Ya que cada lutier tendría sus técnicas y particularidades en este aspecto. En la "escuela clásica italiana" el filete es fino y se instala cerca del borde. No hay mucha diferencia de grosor entre violin cello o contrabajo. Algún constructor incluso colocaba el mismo tipo de filete en los diferentes instrumentos, en formato simple, una sola línea bicolor o doble, dos líneas separadas.
Bottesini y su Testore
Via Larga, Milán.
La típica voluta Testore elíptica.
Le suceden sus dos hijos Carlo Antonio y Paolo Antonio. Estos muestran una inclinación mayor por la simpleza de materiales y la economía en el trabajo, pero manteniendo una calidad excepcional.
Fondo de álamo con el filete "marcado"
También acostumbraban a elegir maderas poco vistosas o espectaculares pero perfectamente cortadas y de propiedades óptimas, no por gusto sino simplemente por economía. Estas maderas de aspecto más "sencillo" son a todas luces más baratas, aunque como se ha dicho siempre que estén bien cortadas, pueden tener propiedades acústicas optimas. En general, los Testore muestran, sobre todo Paolo Antonio, una inclinación por el trabajo de factura espontánea y veloz. Dejando aquí y allá marcas de herramientas, irregularidades y algunas "imperfecciones" que confieren a sus instrumentos un carácter y un aura inconfundibles. Probablemente los Testore trabajaban rápido para servir los encargos a precios competitivos, pero siempre conservando una calidad técnica y artesanal de alto nivel. Eran lutieres que fabricaban instrumentos de gran calidad tonal y estaban en contacto directo con los músicos de su época. Satisfaciendo las mayores exigencias, tanto entonces como ahora, siendo instrumentos muy valorados por solistas y virtuosos de todo el mundo.
Etiqueta de Paolo Antonio Testore
Joven Bottesini. Pueden apreciarse aquí las estrechas y sinuosas efes típicas de los Testore
Bottesini y su Testore años después. Es interesante notar el detalle de la pica torneada en madera. Estas picas no eran regulables y se hacían al tamaño de cada intérprete.
El detalle de la clavija ausente.
La cuerda central sale de un punto algo más abajo que las dos externas. Además se aprecian claramente los cuatro agujeros típicos.
Teatro Gerolamo.
Otro dato de interés es que el teatro, todavía hoy en funcionamiento y de muy recomendable visita, se construyó en 1868, una fecha en la que Bottesini contaba ya 47 años. En algunas fotografías del virtuoso con su instrumento, vemos a un jovencísimo Bottesini, que no creo que contase más de unos veinte y pocos años.
Lobos en instrumentos de cuerda frotada
Hoy sigo consultando a menudo ese libro, ya que lo considero una referencia en lo que respecta a la reparación de instrumentos de arco, y creo que las desafortunadas propuestas para atenuar los lobos son más bien fruto de la frustración de no haber podido dar una respuesta definitiva al problema, después de tantos años de oficio.
En ocasiones un movimiento y/o cambio de alma, puede también cambiar la frecuencia, o incluso ¡inflar un globo en el interior de la caja! Esto hará que cambie el volumen de aire total del interior de la caja y por tanto su frecuencia...
El Porteo del Contrabajo
Uno de los asuntos más importantes a solucionar cuando se inicia la “aventura” de tocar el contrabajo es resolver la forma de transporte que más nos convenga.
No es un asunto menor y si acertamos con la solución nos puede ahorrar algún dolor de espalda o incluso lesión. Hay que tener en cuenta que un contrabajo más la funda puede pesar entre 10 y 20 kilos fácilmente. Si además añadimos atriles, partituras, mochilas... el peso puede ser considerable.
Toma en consideración las siguientes ideas y reflexiona cual es la forma que más te conviene para repartir mejor el peso y transportar cómodamente tu instrumento.
Hay tres formas básicas de moverse con un contrabajo: a pié, en transporte público (metro, tren, bus, avión) o en transporte privado. Y también hay tres sistemas básicos de hacerlo: con rueda en la pica, con carro, o con funda con ruedas.
Después de años dándole vueltas a la cosa, he resuelto que a cada forma le conviene un sistema, el problema está en que todos combinamos en un momento u otro alguna de esas tres formas o las tres.
En este artículo me propongo analizar esas formas y sistemas y al final mostrar alguna de mis conclusiones, que espero te puedan ser de ayuda.
La Rueda.
Las buenas ruedas son con cámara de aire inflables. Hay que tener la precaución de NO inflar demasiado la cámara. Al dejarla algo blanda, nos proporcionará esa amortiguación extra que evitará que pasen las vibraciones al instrumento. Por tanto es del todo desaconsejable usar una rueda maciza, que sería demasiado rígida. Es un compromiso entre comodidad y seguridad, ya que cuanta más presión tengamos en la rueda, también tendremos más comodidad y maniobrabilidad, pero como hemos visto, menos seguridad. Busca el punto. Otra precaución importante a la hora de elegir rueda es que el diámetro de la tija de la rueda, debe coincidir exactamente con nuestra pica. Es muy importante este punto, ya que si usamos un diámetro inferior en la tija de la rueda, ésta bailará y no se ajustará nunca bien y en el peor de los casos puede ocasionar la rotura de todo el cono de la pica por estar haciendo palanca en el interior del agujero.
El Carro.
Hay muchos tipos de carros y estructuras o plataformas más o menos rígidas donde apoyar el instrumento. Tienen la característica común de tener todos dos ruedas. Esto, que es fundamental para la estabilidad, afecta un poco a la maniobrabilidad de los mismos, ya que al no tener dirección, las ruedas tiran fijas hacia un lado u otro y hay que ir compensándolo con movimientos de hombro o pequeñas rectificaciones. Las plataformas suelen ser muy seguras para el instrumento y aunque no tengan ruedas inflables, si disponemos de una buena funda, con acolchado suficiente, esto deberá bastar para no dejar ninguna marca ni afectar al instrumento de ninguna forma. Pueden hacerse de forma casera reciclando carros de la compra con coste cero o pueden comprarse de muchos tipos. En las grandes superficies de bricolaje o en las ferreterías de barrio, suelen vender carros de transporte multi-usos, algunos muy cómodos y ligeros, incluso plegables. Los porta maletas también funcionan para este cometido. Por supuesto hay varias opciones comerciales como el BassBoogie, que funcionan muy bien y son buena opción si no nos importa gastar un poco más. Como es sabido tienen la ventaja de permitir dejar al instrumento de pié. Pero hay que tener mucho cuidado con esto, ya que la estabilidad no es total y he reparado ya unos cuantos instrumentos en el taller por roturas producidas por descuidos con el carro. Tienen el inconveniente de un montaje más aparatoso que la rueda, más la necesidad de gomas, cuerdas o “pulpos”, y el peso, en algunos casos.
Funda con Ruedas.
Las fundas con ruedas pueden ser buena opción en casos muy concretos. Es el sistema más sencillo en cuestión de montaje ya que no requiere en absoluto, las ruedas vienen incorporadas en la funda. El peso añadido es mínimo y podríamos decir que aquí se acaban las ventajas sobre los otros dos sistemas. No aporta más maniobrabilidad que el carro, en todo caso similar, pero tiene el serio inconveniente de NO ser para nada “todo terreno”. Las ruedas son pequeñas y se atascan al mínimo desperfecto del suelo. En cambio en suelos perfectamente lisos (tipo aeropuerto) funcionan muy bien. Hay que tener una precaución con algunos modelos en los que no se ha previsto una protección para los remaches que sujetan la estructura de las ruedas a la funda y que quedan a la vista y en contacto directo con el instrumento por la parte interior de la funda. Estos modelos ocasionan serios desperfectos al barniz en la parte inferior del fondo.
Conclusiones.
Después de mucho años de mover contrabajos por todas partes, usar los tres sistemas mencionados y recoger todo tipo de datos, anécdotas y opiniones de clientes contrabajistas tengo que decir que para mi, la mejor solución es la combinación de los tres sistemas en función de las necesidades de transporte que tengamos y de esta manera podremos aprovechar las ventajas que nos ofrece cada sistema. Si bien, somos bichos de costumbres y muy fieles a un solo sistema “el que nos va bien” y en general, no queremos ni oír hablar de cambiarlo...
Yo suelo decir que el mundo contrabajístico se divide entre los de carro y los de rueda y aquí mi propuesta sé que es transgresora y dará que hablar :D
Si debemos hacer un trayecto relativamente corto a pié, sin tomar ningún transporte público, la mejor opción es la rueda. Es la que, con diferencia, nos va a proporcionar mayor maniobrabilidad y comodidad, una vez acostumbrados a ella. Además también permite dos configuraciones: de frente y de costado. Para mi, la más cómoda es de frente, porque el instrumento pesa igual de los dos lados y por tanto queda bien compensado, aunque es cierto, que dá algo más de problemas a la hora de pasar por puertas o sitios estrechos, ya que los contrabajos son siempre más anchos que profundos. En la configuración de costado tendremos siempre un lado con más peso y el instrumento tendrá tendencia a “caer” hacia ese lado. Lo tendremos que compensar con golpes de hombro que nos pueden acabar cargando demasiado la zona. En principio a pié, no vamos a detenernos, más que en algún semáforo, por tanto no necesitamos una estructura que permita dejar el instrumento de pié. Y una vez llegados a destino, simplemente desmontamos y a tocar. Es cómoda y permite un paso más ágil.
Si nuestro trayecto combinará el ir a pié más un transporte público, el carro entonces tomará algo de ventaja ya que será mucho más práctico una vez dentro del metro, tren o bus debido a su cualidad estrella; esto es, poder quedarse de pié. Si tienes que ir mucho en metro, pasando continuamente por las puertas de taquilla, que generalmente son muy estrechas, salvo la de minusválidos que no siempre está disponible, puede que te interese un carro o estructura que disponga el instrumento en configuración de costado.
Y por último, si nos movemos principalmente en vehículo privado, puede ser útil no usar ningún método alternativo más que los brazos, ya que rueda y carros molestan a la hora de entrar en coches. O podemos usar una funda con ruedas, que nos puede ayudar puntualmente esos pocos metros que habrá que hacer entre el coche y el escenario o local. También es útil para moverse en aeropuertos.
Lo dicho, una combinación de dos de los tres o incluso los tres sistemas pueden dar perfecta solución a las variopintas necesidades de transporte de nuestro instrumento. Y sobre todo, recordad, no menospreciar este asunto, ya que no hay nada más frustrante que lesionarse transportando tu instrumento.