Bottesini y su Testore
Via Larga, Milán.
La típica voluta Testore elíptica.
Le suceden sus dos hijos Carlo Antonio y Paolo Antonio. Estos muestran una inclinación mayor por la simpleza de materiales y la economía en el trabajo, pero manteniendo una calidad excepcional.
Fondo de álamo con el filete "marcado"
También acostumbraban a elegir maderas poco vistosas o espectaculares pero perfectamente cortadas y de propiedades óptimas, no por gusto sino simplemente por economía. Estas maderas de aspecto más "sencillo" son a todas luces más baratas, aunque como se ha dicho siempre que estén bien cortadas, pueden tener propiedades acústicas optimas. En general, los Testore muestran, sobre todo Paolo Antonio, una inclinación por el trabajo de factura espontánea y veloz. Dejando aquí y allá marcas de herramientas, irregularidades y algunas "imperfecciones" que confieren a sus instrumentos un carácter y un aura inconfundibles. Probablemente los Testore trabajaban rápido para servir los encargos a precios competitivos, pero siempre conservando una calidad técnica y artesanal de alto nivel. Eran lutieres que fabricaban instrumentos de gran calidad tonal y estaban en contacto directo con los músicos de su época. Satisfaciendo las mayores exigencias, tanto entonces como ahora, siendo instrumentos muy valorados por solistas y virtuosos de todo el mundo.
Etiqueta de Paolo Antonio Testore
Joven Bottesini. Pueden apreciarse aquí las estrechas y sinuosas efes típicas de los Testore
Bottesini y su Testore años después. Es interesante notar el detalle de la pica torneada en madera. Estas picas no eran regulables y se hacían al tamaño de cada intérprete.
El detalle de la clavija ausente.
La cuerda central sale de un punto algo más abajo que las dos externas. Además se aprecian claramente los cuatro agujeros típicos.
Teatro Gerolamo.
Otro dato de interés es que el teatro, todavía hoy en funcionamiento y de muy recomendable visita, se construyó en 1868, una fecha en la que Bottesini contaba ya 47 años. En algunas fotografías del virtuoso con su instrumento, vemos a un jovencísimo Bottesini, que no creo que contase más de unos veinte y pocos años.